martes, 28 de febrero de 2012

Como Alicia...

Alicia, siguiendo al Conejo Blanco, entra en su madriguera y acaba en el País de las Maravillas. Un lugar mágico donde comiendo pasteles y bebiendo extraños brebajes puede cambiar tu tamaño. Un lugar, en el que los animales hablan, las cartas son soldados, y cualquier cosa, por irreal que parezca, te puede suceder.
Cuando vi este árbol, con su puerta, no pude evitar acordarme de Alicia. ¿Y si lograse abrir esa puerta? ¿Me encontraría al otro lado con un país mágico? En ese momento deseé poder hacerme pequeñita y cruzar al otro lado. Llegar a un mundo mágico, donde todo carece de sentido pero a la vez cada cosa tiene su lógica. Tener un debate con una mariposa, echar una carrera con un jirafa y... ¿Porqué no? Tomar un café con las hadas.
En ese mundo, no habría guerras, ni discusiones, ¡ni problemas! Sus habitantes serían felices, y vivirían cada día una aventura. Y yo las viviría con ellos. Un día iríamos en busca de un tesoro oculto, siguiendo pistas dejadas por los duendes. Otro día, las sirenas nos darían algas mágicas, con las que haríamos una escalera para subir a las nubes.  
Pero ni yo soy Alicia, ni ese árbol esconde la entada a un mundo mágico. Así que soñaré mis aventuras, y me encontraré con esos personajes en mi imaginación. Y lo que no me pueda imaginar, me lo inventaré, sin ponerle límite alguno a mi fantasía. ¿Y quien sabe? Quizás algún día todo se haga realidad.

lunes, 27 de febrero de 2012

Fin de semana de cine



Este fin de semana fué bastante cinéfilo. No todo va a ser ir a visitar sitios y salir de fiesta. A veces a una le apetece estar en casa tirada en un sofá. Y me vino genial. Hoy empecé la semana con mucha más energía de la que suelo tener. Normalmente, los lunes los necesito para descansar y coger fuerzas después del fin de semana. como decía, esta vez todo "cine en casa". ¡Y qué buena elección de películas! Por desgracia, lo que vi estos últimos meses dejaba mucho que desear, e incluso en más de una ocasión no fui capaz de llegar al final. Luego se quejan de que la gente no va al cine... Y claro, la culpa es del pirateo, no de que hagan mierdas pinchadas en palos... En fin. Os voy  hablar de las pelis empezando por la que menos me gustó.

Las aventuras de Tintín: el secreto del Unicornio
Tintin, un joven reportero, y su perro Milú, se ven inmersos en toda una aventura casi sin proponérselo. Todo empieza cuando Tintín compra la maqueta de un barco, "El Unicornio", que guarda en su interior un secreto. Si leisteis los comics de Tintín, y os gustaron, la película os encatará. LLena de aventuras, visualmente fantástica, y con un toque de humor que me encanta. La puntúo con un 8/10.

La invención de Hugo
Paris. Hugo es un niño huérfano que vive en una estación de tren. Se dedica a darle cuerda a los relojes, sin que nadie lo sepa. Y para sobrevivir tiene que robar. Pero su vida no siempre fue así. Antes vivía con su padre, y juntos intentaban arreglar un autómata con forma humana que su padre encontró en un museo. Ahora, ese autómato es lo único que le queda a Hugo, y hará todo lo posibl por arreglarlo y descubrir su secreto. Es un historia mágica, que nos transporta a un mundo de ensueño y nos enseña como eran los primeros años del cine, ese cine mudo y que tan mágico me parece. Durante dos horas, soñarás despierto.
Y es que no sólo la ambientación y la historia son mágicas, sino también la música. ¿Mi puntuación? 9/10

La mujer de negro
Desde siempre, el género de terror es el que más me gusta, tanto en cine como en literatura. Pero por desgracia es en el que más cuesta encontrar algo decente. Sobre todo en cine. No sé por qué la mayoría de directores se creen que mucha sangre implica miedo, y no es así. Normalmente, eso sólo da asco o risa, según lo mal hecho que esté. Por que seamos sinceros, ¿cuantas pelis de miedo os dando realmente miedo? Poquitas. ¡Pues esta lo da! ¡Al fin una buena película de terror! Sin mostrar demasiado, sin dedicarse a matar gente sin ton ni son y llenarlo todo de sangre... "Harry" (Potter no Potter!), es un abogado que tiene que ir a vender una casa cuyos dueños acaban de fallecer. Pero esa casa guarda un secreto (y un fantasma). Los vecinos, que saben lo que ocurre, en vez de ayudar a "Potter", se dedican a hacer lo posible para que se vaya, como si él fuese el culplable de todo. Pero él no sólo se queda, sino que decide investigar quien era ese fantasma, y porqué sigue entre nosotros.
¿Puntuación? 10/10. Sí, un 10. Me ha gustado tanto que sé que la veré más de una vez, y me la compraré en cuanto salga en dvd.
  

viernes, 24 de febrero de 2012

¡Felicidades Rosalía!

Hoy, 24 de febrero, es el 175 aniverario del nacimiento de Rosalía de Castro. Por ello, en toda Galicia, su tierra natal, habrá actos en su honor. Por ejemplo, en el Panteón dos Galegos Ilustres, a las 18:00, la Asociación de Escritores en Lingua Galega, celebrará un acto cuyo eje central serán la lectura y cantos de poemas de la autora. Otro acto, también en Santiago de Compostela, será en el Hostal dos Reis Católicos, en este caso organizado por la Fundación Rosalía de Castro. Pero no sólo en Santiago habrá actos y homenajes, sino también en Vigo, Ferrol, Pontevedra...
Y aparte de actos, también se quiere instaurar una nueva tradición. Desde la Asociación de Escritores na Lingua Galega nos instan a regalar un libro y una flor a lo lardo del día de hoy.  A mi me parece una idea genial, ya que siempre me gustó mucho el Sant Jordi catalán.
Pero, ¿quién era Rosalía? Rosalía de Castro es una figura indispensable en la literatura del siglo XIX. Los estudios sobre literatura femenina de épocas pasadas la incluyen entre las grandes escritoras en las que destacaremos a Concepción Arenal, Carolina Coronado, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Emilia Pardo Bazán.

Biografía

Nació Rosalía de Castro en Santiago de Compostela el 4 de febrero de 1837. En su partida de nacimiento figura como «hija de padres incógnitos», puntualizándose, sin embargo, que «va sin número por no haber pasado a la Inclusa».
Durante mucho tiempo la irregularidad de su nacimiento originó cierto desconcierto en la crítica, quizá porque se juzgaba impertinente o poco respetuoso con tal excelsa figura de las letras gallegas indagar en lo que parecían «trapos sucios» de la familia. Afortunadamente esos tiempos han pasado y hoy existen estudios rigurosos que permiten conocer perfectamente los antecedentes familiares de Rosalía.
Su madre, doña María Teresa de la Cruz de Castro y Abadía, de familia hidalga venida a menos , nació el 24 de noviembre de 1804. Doña Teresa tenía treinta y dos años y tres meses cuando nació Rosalía. Su padre, don José Martínez Viojo, nacido el 7 de febrero de 1798 acababa de cumplir treinta y nueve, y era sacerdote; no pudo, por tanto, reconocer, ni legitimar a su hija, aunque sí parece que se interesó por ella y encargó de su cuidado a sus hermanas.
Fueron las tías paternas de Rosalía, doña Teresa y doña María Josefa, quienes se hicieron cargo de la chiquilla en los primeros tiempos, llevándola a vivir con ellas, primero en Ortoño en la casa familiar llamada «Casa do Castro», y después en Padrón.
Un detalle que queda sin aclarar es la personalidad de la madrina de Rosalía, la mujer que la llevó a bautizar y que, según la partida de nacimiento, se llamaba Francisca Martínez y era «natural de San Juan del Campo». Según los datos de Caamaño Bournacell, no era hermana del padre (pese a la similitud de su primer apellido, por otra parte muy corriente) ¿Podría ser alguien enviado por doña Teresa de Castro? No se sabe.
Parece, a la luz de los hechos conocidos, que la madre no se atrevió a afrontar sola el nacimiento de su hija en los primeros momentos , ya que en la partida de bautismo Rosalía parece como hija de «padres incógnitos». Es una actitud disculpable y explicable por la presión social e incluso por la vergüenza que debió de producir aquel nacimiento «sacrílego» en la familia materna.
Aunque no sabemos con exactitud en qué momento doña Teresa se hizo cargo de su hija, se van encontrando testimonios que indican que lo hizo cuando Rosalía era aun una niña. En un registo del Ayuntamiento de Padrón del 17 de septiembre de 1842, dado a conocer por Manuel Pérez Grueiro (Véase Andrés Pociña / Aurora López, Rosalía de Castro Estudios sobre su vida y su obra, p. 24 ), consta que reside en aquella localidad doña Teresa de Castro, con su hija Rosalía y una criada llamada María Martínez. En ese registro se dice que el estado civil de doña Teresa es el de soltera y que tiene treinta seis años (dato erróneo, ya que, partiendo de la fecha de nacimiento del Libro de Bautizados de Iria Flavia, había nacido el 24 de noviembre de 1804; estaba, pues, a punto de cumplir treinta y ocho años ) Rosalía tiene en ese momento cinco años y siete meses. ¿Fue entonces cuando su madre se la llevó a vivir con ella ? Mientras no aparezcan otros documentos, se puede considerar que probablemente esa es la fecha en la que madre e hija comenzaron a vivir juntas.
Un capítulo interesante desde el punto de vista psicológico lo constituyen las relaciones de Rosalía con su madre. No sabemos si doña Teresa vio con frecuencia a su hija mientras ésta vivió con la familia paterna; quizá sí. Y el hecho de vivir con ella desde los cinco años explica el profundo cariño que llegó a inspirar a su hija. Rosalía se casa en el año 1858, interrumpiéndose la convivencia entre las dos mujeres. Doña Teresa muere repentinamente cuatro años más tarde, en 1862. Rosalía escribe entonces un tomito de poesías, A mi madre, donde da muestras de un gran dolor y sobre todo de un sentimiento de soledad que ya no la abandonará nunca. Nada pudo llenar el hueco que había dejado la madre en su vida.
Rosalía debió de sentir por su madre, además de cariño, compasión y agradecimiento. Como tantas protagonistas de sus poemas, su madre era la pobre mujer enamorada y engañada por el varón. Pero era también la mujer que, finalmente, se enfrentó a la sociedad para reconocer el fruto de su desliz y reparar asi su falta. En su primera novela La hija del mar, Rosalía brinda un homenaje al valor de su madre cuando , refiriéndose a una niña expósita dice : «Hija de un momento de perdición , su madre no tuvo siquiera para santificar su yerro aquel amor con que una madre desdichada hace respetar su desgracia ante todas las miradas , desde las más púdicas hasta las más hipócritas».
No sabemos hasta qué punto estos acontecimientos de los primeros años de su vida y su nacimiento irregular influyeron en el carácter y en la obra de Rosalía.La crítica ha tendido a destacar la importancia de aquellos hechos. Rof Carballo señaló la coincidencia de ciertos rasgos de su mundo poético con la ausencia de una «imago» paterna en la formación de su personalidad.
José Luis Varela interpreta el símbolo de la negra sombra poniéndolo en estrecha relación con la «oscuridad» de sus orígenes.
Xesús Alonso Montero destaca la presión social que sufrieron la niña y la madre y cómo ese ambiente condicionó la personalidad adulta de Rosalía.
En cuanto a mí, no me cabe duda de que algunos caracteres de su visión del mundo -por ejemplo, la vinculación de amor, remordimiento, pecado- están íntimamente relacionados con su historia familiar.
Aunque la sociedad gallega tenga frente a los hijos naturales una actitud más abierta y comprensiva que otras sociedades, el hecho de ser «hija de cura» debió de inclinar la balanza negativamente del lado de las reticencias. No parece extraño que en una niña sensible e inteliegente la falta de padre y su condición de fruto de amores prohibidos influyeran en su carácter y en su concepción de la vida.
¿Qué clase de instrucción recibió Rosalía? Parece que fue escasa. No sabemos si cursó estudios, aunque los biógrafos se inclinan a pensar que no, excepto algo de Dibujo y Música en las aulas de la Sociedad Económica de Amigos del País. Un índice de su escasa escolaridad son las abundantes faltas de ortografía de los autógrafos que conservamos de ella.
Un capítulo importantísimo en su vida son sus relaciones con Manuel Murguía con quien contrae matrimonio el 10 de octubre de 1858. Las opiniones de la crítica sobre la vida en común de la pareja son tan contradictorias que pueden sumir al lector en la perplejidad.
Xesús Alonso Montero afirma «siempre he creído que la decisión de casarse con este hombre es un acto propio de quien, abrumado por las circunstancias, se ve en la necesidad de aceptar la menor oportunidad».
Por el contrario, leemos en Bouza Brey: «Daman do seu home, pois, entróu Rosalía na groria, xa que foi o primeiro ademirador das suas escelsas coalidás poéticas, con sacrificio escomasí das propias, como ben señala o escritor don Xoán Naya; e nunca xamáis lle pagará Galicia a don Manuel Murguía o desvelo que puxo en dar a conocer as vibracións de aquel esquisito esprito. O nome de Murguía ten de figurar ó frente de toda obra de Rosalía polo amoroso coido que puxo no seu brilo frente á recatada actitude da súa esposa, apartada sempre dos cenáculos onde se forxan, con razón ou sin ela, as sonas literarias».
Si en su vida íntima fueron felices o desgraciados, si hubo por parte de Murguía infidelidad, ya sólo lo sabrán ellos y algunos que no han querido decirlo. A nosotros nos toca únicamente exponer los hechos que conocemos y darles nuestra propia interpretación.
Un hecho que me parece altamente significativo y que ya comenté en otro lugar es la destrucción de las cartas de Rosalía que realizó su esposo, al final de su vida. El propio Murguía nos cuenta este episodio :
«Como ya se acercan los días de la muerte, he empezado por leer y romper las cartas de aquella que tanto amé en este mundo. Fui leyéndolas y renovándose en mi corazón alegrías, tristezas, esperanzas, desengaños, pero tan llenas de uno que en realidad, al hacerlas pedazos, como cosas inútiles y que a nadie importan, sentí renovarse las alegrías y dolores de otros tiempos.
Verdaderamente la vejez es un misterio, una cosa sin nombre, cuando he podido leer aquellas cartas que me hablaban de mis días pasados, sin que ni mi corazón ni mis ojos sangraran. ¿Para qué?, para que me decían. Si hemos de vernos pronto, ya hablaremos en el más alla».
Si es cierto que, gracias a su esposo, Rosalía se lanzó a la vida literaria y eso le hemos de agradecer, también lo es que nos privó, con la destrucción de las cartas, de un elemento importante para conocer su carácter y su obra. ¿Cuántos misterios de su poesía, cuántas alusiones que nos desconciertan por ignorar su verdadero significado, no se hubieran aclarado conociendo sus cartas? Murguía era consciente de la importancia de ellas, aunque insista repetidamente en que sólo interesan a ellos dos:
«Pero si las leí sin que mi alma se anonadase en su pena, no fue sin que el corazón que había escrito las líneas que acababa de leer, se me presentase tal como fue, tal cual nadie es capaz de presumir».
Es, pues, la imagen de Rosalía «tal como fue, tal cual nadie es capaz de presumir» lo que Murguía destruyó para la posteridad. Cabe preguntarse por qué. Quizá porque la imagen de su vida matrimonial no era tan perfecta o ejemplar como él hubiera, a posteriori, deseado.
En las escasas cartas o fragmentos conservados, encontramos reproches unidos a confesiones de cariño, exigencias o disculpas por esas exigencias, que pueden parecer excesivas. Veamos algún ejemplo:
«Mi querido Manolo: No debía escribirte hoy, pues tú me dices lo haga yo todos los días, escaseas las tuyas cuanto puedes, pues casualmente los dos días peores que he tenido, hasta me aconteció la fatalidad de no recibir carta tuya. Ya me vas acostumbrando, y como todo depende de la costumbre, ya no hace tanto efecto; sin embargo, estos días en que me encuentro enferma, como estoy más susceptible, lo siento más. Te perdono, sin embargo, aunque sé que no tendrías otro motivo para no escribirme que el de algún paseíto con Indalecio, u otra cosa parecida».
Veamos otro fragmento:
«Estando lejos de ti vuelvo a recobrar fácilmente la aspereza de mi carácter que tú templas admirablemente, y eso que, a veces, me haces rabiar, como sucede cuando te da por estar fuera de casa desde que amanece hasta que te vas a la cama, lo mismo que si en tu casa te mortificasen con cilicios».
La impresión que sacamos de los escasos restos conservados es que Rosalía encontró en Murguía uno de los pocos apoyos de que difrutó en su vida, que le consideraba como «la persona a quien más se quiere en el mundo», que muchas veces no se sentía correspondida en la misma medida, y que, entonces, o rabiaba o hacía «reflexiones harto filosóficas respecto a la realidad de los maridos y la inestabilidad de los sentimientos humanos».
Un punto de la biografía de Rosalía en el que hubo bastante confusión se refiere al número de sus hijos e, incluso, a su sexo. Tras los trabajos de Caamaño Bournacell -ya citado- y de Bouza Brey, la cuestión ha quedado aclarada. Tuvo los hijos siguientes:
  • Alejandra, nacida en mayo de 1859 en Santiago de Compostela, casi a los siete meses exactos del matrimonio de sus padres. Murió en 1937.
  • Aura, nacida en diciembre de 1868 (obsérvese el largo intervalo sin descendencia). Murió en 1942.
  • Gala y Ovidio, gemelos, nacidos en julio de 1871. La primera murió en 1964; Ovidio, en 1900
  • Amara, nacida en julio de 1873. Murió en 1921.
  • Adriano Honorato Alejandro, nacido en marzo de 1875, murió en noviembre de 1876 a consecuencia de una caída.
  • Valentina, nacida muerta en febrero de 1877.
Murió Rosalía el 15 de julio de 1885. Recordemos sus últimos momentos a través del relato de González Besada:
«... recibió con fervor los Santos Sacramentos, recitando en voz baja sus predilectas oraciones. Encargó a sus hijos quemasen los trabajos literarios que, reunidos y ordenados por ella misma, dejada sin publicar, dispuso se la enterrara en el cementerio de Adina, y pidiendo un ramo de pensamientos, la flor de su predilección, no bien se lo acercó a los labios sufrió un ahogo que fue el comienzo de su agonía. Delirante, y nublada la vista, dijo a su hija Alejandra: 'Abre esa ventana, que quiero ver el mar', y cerrando sus ojos para siempre, expiró»...
Desde Padrón, en donde murió Rosalía, no puede verse el mar. Impresionan esas últimas palabras de una persona para quien el mar fue una perenne tentación de suicidio. Recordemos sus versos:
Co seu xordo e costante mormorio
atráime o oleaxen dese mar bravío,
cal atrái das serenas o cantar.
«Neste meu leito misterioso e frio
-dime-, ven brandamente a descansar».
El namorado está de min... ¡o deño!
i eu namorada del.
Pois saldremos co empeño,
que si el me chama sin parar, eu teño
unhas ansias mortáis de apousar nel.
Rosalía penetraba, por fin, en ese mar-muerte donde teanto había anhelado reposar.
 Fuente: http://bib.cervantesvirtual.com (Marina Mayoral)

martes, 21 de febrero de 2012

A tres metros sobre el cielo - Federico Moccia

El libro ”A tres metros sobre el cielo”, de Federico Moccia, cuenta la historia de amor de dos jóvenes muy diferentes, Babi y Step. Ella es la estudiante modélica y la hija perfecta, mientras que Step es un chico violento y problemático.
El enamoramiento causa multitud de problemas y situaciones difíciles que deben superar si quieren seguir con la relación. Una relación que podría asemejarse a la de Romeo y Julieta pero en el mundo actual, encuadrada en Roma, una ciudad que parece diseñada para el amor.
Esta es la primera novela de Federico Moccia, una novela romántica que se ha convertido en uno de los libros más vendidos en la actualidad pese a estar editada por primera vez en 1992.
¿Qué decir de este libro? Si es que no sé ni por dónde empezar... Lo lei por que las amigas de unas conocidas no paraban de hablar de Moccia. Que si Moccia po aquí, que si Moccia por allá... Y me pudo la curiosidad. Y a cuadro me quedé. La historia tampoco está tan mal, pero los personajes... Una niña pija que se enamora de un malote que no para de meterse en peleas. Un amor de niño, vamos. La historia está fatal escrita. Y el final es como si el autor cogiera frases sueltas, las metiese en un batidora y lo que salió, salió. En un página están enamoradísimos y en la siguiente cortaron y no se sabe ni por qué. Y tampoco se trata de una historia de amor bonita. Bonitas son otras que he leido, como por ejemplo Posdata: Te amo. Esto es superficial y de ninis.  Vamos, un horror. No me extraña que ni dios le quisiera publicar el libro. Y la traducción también deja muchísimo que desear.
La cosa esta tiene segunda parte, que dudo muchísimo que me lea. Visto lo que me gustó esta, y la cantidad de lectura que tengo pendiente, creo que por mi parte Moccia va a caer en el olvido.

martes, 14 de febrero de 2012

Pena dos namorados

Pena dos Namorados

Cartel 
Hoy es San Valentín, y por todo el mundo habrá parejas haciendose regalos (rosas, joyas, bombones...) y saliendo a cenar para celebrarlo. Lo típico tópico. En cambio, mi pareja y yo decidimos celebrarlo el domingo. Sin regalos y sin cena. Nos fuimos a pasar el día por ahí y visitamos sitios que nos parecían bonitos e interesantes de conocer: Pena dos Namorados, Castillo de Sobroso, etc. Estos días os hablaré de ellos, ya que creo que cada uno es merecedor de su propia entrada.
Lo primero que visitamos fue "A Pena dos Namorados". Se trata de dos rocas gigantes, que tienen una forma curiosa y una bonita leyenda en torno a ellas. Es un pena el estado en que se encuentran, todas llenas de pintadas... Normalmente soy muy dada a perderme y dar mil vueltas antes de llegar a dónde quiero ir. Pero esta vez no fue así. Partiendo de la oficina de turismo de Ponteareas, dirección Ourense, se sigue todo recto hasta llegar a un Kia Motors. Aparcas y ya ves la bonita señal  que te indica dónde queda la Pena. 2 minutos andando, como mucho, y allí estas. Ojalá el castillo fuese tan fácil... ¡Qué de vueltas!
Al ladito de la Pena, hay un cartel en el que está la leyenda del lugar. Os la transcribo aquí, traducida, que estaba en gallego. A ver si os gusta.
Aseguran los más viejos del lugar, que en otro tiempo vivía en el Castillo del Sobro Don Álvaro de Sarmiento, padre de una hermosa doncella en edad de enamorar. Aldiña, que así se llamaba, le había entregado su corazón a Tristán, un campesino de la zona o señor de la Fortaleza de la Picaraña, según quién nos lo cuente. En cualquier caso, amores furtivos y prohibidos por Don Álvaro. Parece ser que los amantes hacían por verse al anochecer en un lugar alejado de miradas indiscretas: a Pena dos Namorados.
Mas esas citas clandestinas llegaron a oídos de Don Álavaro, que decidió verificar los rumores. Disfrazado de mendigo fué siguiendo las pisadas de Aldiña hasta llegar al lugar y comprobar con sus propios ojos lo que ocurría. Lleno de ira esperó escondido  que su hija se fuese para encararse con el amante. Don Álavaro no atendió a razones y empezaron a pelear, hasta que su espada atravesó el corazón enamorado de Tristán. Después arrojó el cuerpo contra los matorrales y huyó.
Aldiña, desconocedora del suceso, siguió acudiendo a su cita diaria en la Pena dos Namorados. Durante tres noches esperó la llegada de Tristán sin resultado. Entre lágrimas, la tercera noche escuchó las campanadas del Monasterio de Canedo, y se le apareció la figura fantasmal de Tristán para explicarle que su cuerpo fué hallado por un vecino, que fué su padre, Don Álvaro, quien le dió muerte, y que esas campanas anuncian su entierro y que dentro de tres días más, estarán juntos para siempre.
Al amanecer, cuando Aldiña llega al castillo, se cruza con su padre sin mediar palabra, y se encierra en la torre del Homenaje. Será la última vez que Don Álvaro la vea con vida, pues, entre lágrimas, la vida se le va escapando y muere al tercer día.
Desde entonces, acuden  a la Pena dos Namorados, parejas de los alrededores para preguntar por su futuro amoroso siguiendo el rito de las tres piedras. Colocados de espaldas a la roca y después de haber recogido tres piedrecitas del suelo, deben tirarlas por encima del hombro. Si las tres quedan en lo alto de la piedra, significa que casarán en el plazo de un año. Hay quien añade que si sólo quedan dos, este plazo se alarga hasta los dos años; si sólo queda una, la boda tardará aún más tiempo; y si no queda ninguna, esa pareja no tiene futuro.
¿A que es bonita? La verdad es que nosotros no tiramos las tres piedras... Lo que tenga que ser, será, y no será una roca la que guie mi vida. Porque imaginaos que no me queda ninguna arriba... Qué tristeza, ¿no? ¿Vosotros las tirariais?
Saludos!!! Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

miércoles, 8 de febrero de 2012

Libros para Kindle

¡Hola! Ains, que abandonadito tengo esto. Tanto estudir para las opos casi no me deja tiempo para nada, y el poco que tengo  libre me gusta usarlo para leer o mirar alguna peliculita, que me relaja mucho y depues duermo como un bebé. Hoy he decidido traeros los .mobi que tengo para mi Kindle. Al igual que yo no tengo dinero para comprarme todos los libros que quiero (no lo tiene ni la biblioteca de aquí...), supongo que muchos de vosotros tampoco. Y buscar libros por la red es toda una odisea. O no encuentras el que quieres, o lo encuentras en un formato que no le va bien al kindle y hay que convertirlo... Por eso he decidido ir subiendo aquí los que he conseguido y ya me he leido, por lo que me aseguro que estáb bien convertidos. Según vaya teniendo más iré editando y actualizando. 

Cecelia Ahern - Posdata: Te amo

Federico Moccia - A tres metros sobre el cielo



Saludos!!! Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ